Las enfermeras pediátricas que forman el Grupo de Lactancia materna del Hospital de Barcelona ofrecieron en marzo una interesante sesión en el marco del programa docente. Èlia Santiveri, Lola Mosquera y Maria Cuchí responden a continuación algunas de las preguntas más frecuentes alrededor de la lactancia materna y sus pros y contras.
Las ventajas de la leche materna para el bebé son sobradamente conocidas, pero todavía hay quien les duda o critica. ¿Los podrían resumir brevemente?
La lactancia materna es el alimento óptimo a nivel nutricional para el bebé durante los primeros seis meses de vida y proporciona múltiples beneficios, tanto para la madre y el bebé como para la sociedad. De entrada, para la madre facilita la involución uterina para que se recupere antes del parto, permite recuperar la figura en menos tiempo y volver al peso previo al embarazo, reduce entre otros la incidencia de cáncer de pecho y ovarios, la hipertensión, la diabetes y la depresión postparto, y mejora la salud cardiovascular. Y, por supuesto, fortalece el vínculo entre madre e hijo. Para el bebé la leche materna hace que disminuyan las enfermedades infecciosas gastrointestinales, respiratorias, urinarias y otitis, es un factor protector de la muerte súbita, recorta la incidencia del asma, alergias y la obesidad infantil, facilita una digestión mejor que con la lactancia de fórmula y, en los prematuros, disminuye la incidencia de la enterocolitis necrotizante y mejora el desarrollo cerebral. Todas estas ventajas suponen un coste cero para las familias.
Ya pensando en el conjunto de la sociedad, también se obtienen beneficios en términos de menor contaminación (menos residuos de producción y envases) y, al mismo tiempo, decrece el absentismo de los progenitores, puesto que los bebés se ponen menos enfermos. Más allá de ejemplos concretos, que son muchos, es importante entender que ésta es la alimentación óptima para nuestro hijo y que, independientemente de su duración, obtendremos beneficios.
No ha sido hasta hace unos años que la opinión pública y experta se ha manifestado abiertamente a favor de la lactancia materna, fomentándola y dándole evidencia científica y aceptación social. ¿Cuál es la causa de ese cambio? ¿Es una moda o el consenso es absoluto?
El cambio es, principalmente, que las madres están cada vez más formadas y más informadas y los profesionales sanitarios también. La lactancia ha estado presente siempre en nuestra historia: somos mamíferos y hemos amamantado a nuestros hijos en todas las épocas. En el pasado, cuando una madre no podía amamantar a su hijo, lo hacía una nodriza y aquellos que no la tenían morían. No fue hasta mediados del siglo XIX cuando se empezó a investigar un sustitutivo de la leche materna, que a finales del siglo logró aumentar su consumo. Ya en el siglo XX, con la revolución industrial, la incorporación de la mujer al mundo laboral y la creencia errónea de que la leche de fórmula era superior, la lactancia materna se redujo. Actualmente, la comunidad científica vuelve a interesarse por la lactancia y se empieza a hacer evidente su superioridad para alimentar a los lactantes y niños pequeños, con el aval de instituciones internacionales como la OMS y UNICEF y nacionales como la Asociación Española de Pediatría (AEP). Volvamos, pues, a lo que se ha hecho durante toda la historia del ser humano: ofrecer a nuestros hijos el alimento universal por excelencia, que es la leche materna. De todas formas, no podemos olvidar que es la madre quien tomará la decisión de amamantar y sólo ella, debidamente informada, tiene derecho a decidir cómo quiere alimentar a su hijo. Nosotros estamos a su lado para asesorarla, acompañarla y respetar la decisión escogida.
¿Todas las mujeres están capacitadas para amamantar al bebé? ¿En qué casos no es recomendable?
Todas las mujeres tenemos la capacidad innata de amamantar, lo que no tenemos son las habilidades para hacerlo, ya que es necesario adquirirlas. Es importante que las madres no estén solas y se sientan acompañadas durante su período de lactancia. Existen pocos casos en los que la lactancia materna está contraindicada. Uno sería en caso de infección de VIH materno y también cuando el bebé sufra galactosemia y si la madre es consumidora de drogas. A nivel de medicación materna hay que decir que son muy pocos los medicamentos incompatibles con la lactancia y en la mayoría de los casos se pueden sustituir por otros plenamente compatibles. En elactancia.org puede consultarse si el medicamento que se toma es compatible o no con la lactancia. De todas formas, siempre aconsejamos que si alguna madre tiene alguna duda consulte a un profesional experto en lactancia que valorará de forma individual cada situación.
A grandes rasgos, ¿qué información práctica deben tener en cuenta las madres que hayan optado por la lactancia materna: ¿Cuánto tarda la leche en subir? ¿Qué hacer para tener más? ¿Cada cuánto tiempo hay que poner al niño o niña en el pecho? ¿Hay que hacer una dieta especial? ¿Es indicado utilizar sacaleches?
La leche materna es un tejido vivo, dinámico y complejo que garantiza la adecuada nutrición del lactante como continuación de la nutrición intrauterina y, salvo en casos de gran desnutrición, casi todas las madres son capaces de producir leche en cantidad y calidad adecuadas para a su bebé, adaptada a su edad gestacional.
Es necesario conocer un poco cuál es el proceso para entender mejor su funcionamiento. La glándula mamaria se pone en marcha durante el embarazo (lactogénesis I) y es posible que en el tercer trimestre ya haya madres que pueden observar la salida de gotitas de leche. Con la salida de la placenta (lactogénesis II) se inicia un juego de hormonas (principalmente la prolactina y la oxitocina) que activan la producción de leche. Primero sale el calostro, que es rico en inmunoglobulinas; al bebé en estos primeros días le basta y pedirá el pecho bastante a menudo. Si se realiza una lactancia exclusiva y a demanda según los requerimientos del bebé, a las 48-72 horas ya tendremos la subida de la leche, cuya cantidad vendrá regulada por la demanda del bebé: a mayor demanda, mayor producción, por eso es muy importante respetarlo y conocer cuáles son los signos tempranos de hambre. También hay que respetar la duración de las tomas dejando que sea él quien decida cuándo le basta y evitar el uso de chupetes y biberones que interferirán en este establecimiento de la lactancia. Un buen inicio es primordial para una buena producción de leche y para que la lactancia sea exitosa a la larga.
Sobre si es necesario realizar alguna dieta especial durante la lactancia, solo es necesario recomendar una dieta equilibrada y variada. Un mito que hay que desterrar es que hay alimentos que dañan la leche y no son recomendables durante la lactancia, como la alcachofa, el espárrago... No es cierto: se puede comer de todo y sólo habría que limitar excitantes como la cafeína y la teína y el alcohol, que no se consideran alimentos. Es recomendable el libro Mamá come sano, del dietista y nutricionista Julio Basulto.
El sacaleches no es imprescindible durante la lactancia y, si es necesario realizar alguna extracción puntual, se puede hacer de forma manual. En todo caso, será necesario valorar cada caso en particular. Por ejemplo, si la madre debe volver al trabajo antes de los seis meses y, tal y como se recomienda, quiere mantener una lactancia exclusiva todo este tiempo, siempre se puede optar por hacer una lactancia diferida haciendo extracciones de leche materna y ofrecerla de la forma que sea más cómoda y respetuosa con el bebé.
Cada vez más mujeres se operan el pecho por razones estéticas. ¿Pueden amamantar a sus bebés sin problemas?
Habría que recomendar a las madres la opción de operarse después de tener hijos, ya que el pecho sufre cambios durante el embarazo porque finaliza su desarrollo en esta etapa. Si es necesario hacerlo antes, debería ser de la forma más respetuosa posible y comentar con el cirujano la voluntad de amamantar en un futuro. En la mamoplastia de aumento es importante que la incisión se practique en la parte inferior, cerca de la pared torácica, nunca en la zona perialveolar. En esta intervención no se produce destrucción del tejido mamario ni tampoco la interrupción de los conductos, la inervación o la vascularización del pezón, por lo que es posible llevar a cabo la lactancia materna con buenos resultados. En la mamoplastia de reducción existe una mayor destrucción de las estructuras del pecho. Existe la necesidad de la colocación simétrica del pezón y esto obliga a la sección de los conductos y también existe una extirpación de parte de la glándula mamaria. Este hecho y la afectación básicamente de la estructura del pezón podrían dar más problemas con la lactancia. En cualquiera de los casos, las madres intervenidas sí pueden amamantar, con un seguimiento más cercano según las estructuras afectadas y el tiempo que hace de la intervención.