Hoy se celebra el Día Internacional de las Enfermeras, una profesión esencial para hacer funcionar a los centros hospitalarios y, más aún, la atención de la salud de las personas. ¿Cuáles son las habilidades y conocimientos que debe tener una buena enfermera para desempeñar su trabajo satisfactoriamente? ¿Qué importancia tienen las emociones y la empatía en su labor diaria?
Ciertamente, la profesión enfermera es fundamental para la actividad de los hospitales. La enfermera debe tener, de entrada, los conocimientos académicos del grado universitario, que posteriormente se amplían a lo largo de toda la carrera profesional con la práctica diaria y la formación continua. Otro aspecto es la especialización, que se consigue mediante la formación de máster y la experiencia laboral, o mediante las especialidades que llamadas "reconocidas" a las que se accede haciendo un examen de oposición que proporciona plaza remunerada de enfermera residente, conocido popularmente como EIR. El desarrollo del trabajo de las enfermeras se evalúa por competencias de conocimientos teóricos y prácticos, según el grado de experiencia y formación.
Aparte, existe un aspecto competencial más transversal y fundamental, que son las competencias llamadas soft (“suaves” en inglés) y que representan el conjunto de habilidades de relación con las personas. Son capacidades como la comunicación, la escucha y la empatía, tan importantes para la relación con personas enfermas. También lo son el talento que se tiene para la toma de decisiones, la adecuación a los cambios, la flexibilidad, el compromiso y la disposición de trabajo en equipo en relación con las compañeras y compañeros de trabajo y la organización. Para mí, estas últimas son las habilidades que aportan mayor valor a los cuidados ya la profesión enfermera.
Con la creciente ambulatorización de la actividad quirúrgica, pero también con las innovaciones en técnicas y tratamientos, y al mismo tiempo con los cambios sociales y las nuevas tecnologías, ¿cómo ha evolucionado la enfermería en los últimos años?
Los cuidados enfermeros se adaptan de forma rápida y constante a los cambios que se producen en la sanidad. La enfermería está en constante evolución, como en el resto de profesiones sanitarias. A las enfermeras nos gusta la innovación y todo procedimiento que tenga evidencia científica lo ponemos en marcha, siempre que beneficie a la persona enferma. La globalización y conectividad nos están ayudando mucho en este aspecto, pero en mi opinión todavía falta trabajo en red entre las enfermeras de los diferentes centros sanitarios para compartir conocimiento y experiencias en beneficio de los pacientes.
En este entorno en constante evolución que ahora describía, ¿qué importancia tiene la formación continuada para las enfermeras?
La formación continuada es imprescindible y es una de las herramientas más importantes para desarrollar la carrera profesional. También lo es la investigación, para demostrar evidencia e innovar en los cuidados. Ampliar conocimientos e investigar es el tándem de los factores más motivadores para las profesionales de la enfermería.
Ya antes de la pandemia –más aún durante y después–, hemos visto que a menudo la enfermería no ha sido suficientemente valorada y las profesionales han tenido que buscar otras salidas laborales o países en los que desarrollar su vocación en condiciones justas. ¿Cuáles son las principales dificultades a las que se enfrentan en su día a día? ¿Qué reivindicación le gustaría hacer?
Las principales dificultades de hoy son las consecuencias post-pandemia de la COVID-19. Fue una prueba muy dura para todo el sistema. La incertidumbre y el sobreesfuerzo de los años 2020 y 2021 y parte de 2022 han producido desgaste físico y emocional a las enfermeras y en otras profesiones sanitarias. Algunas compañeras han sufrido secuelas físicas y psicológicas que en algunos casos han terminado con el abandono forzado de la profesión o en un cambio de ámbito sanitario. Yo suelo hacer el paralelismo con una situación de posguerra, donde se hacen evidentes el trauma psicológico y las carencias, que en nuestro colectivo se traducen en la falta de profesionales enfermeras. Estamos viviendo una crisis de recursos humanos enfermeros que hace que sea un momento muy complicado para la gestión enfermera. ¿Qué reivindicaría? En pocas palabras: “Más que nunca, hay que cuidar a quienes cuidan”.
Por último, ¿qué mensaje le gustaría transmitir a la sociedad en el Día Internacional de las Enfermeras?
En este día me gustaría, en primer lugar, transmitir a las enfermeras que sientan orgullo de pertenecer al colectivo que es el core de los centros sanitarios y que, sobre todo, no pierdan el entusiasmo por la profesión. Respecto a la sociedad, me gustaría poder influir en tres aspectos: que deje a un lado los estereotipos típicos relacionados con las enfermeras, que comprenda y reconozca las competencias propias de la enfermería y que tome conciencia del valor de nuestra profesión.