¿Cómo ha cambiado la resonancia magnética (RM) el enfoque en la patología deportiva, especialmente en el ámbito del fútbol? ¿Cuáles son sus principales ventajas y limitaciones en el diagnóstico de afecciones deportivas, también respecto a otras técnicas de diagnóstico por la imagen?
A partir del 2000, la RM marcó un antes y un después a la hora de poder definir con detalle la histoarquitectura lesionada en el caso de una lesión muscular. Su principal ventaja es la buena definición de las estructuras que necesitamos analizar, principalmente del transmisor de fuerzas: el tendón. Este papel es primordial en el correcto diagnóstico de la lesión muscular y el óptimo prognóstico del tiempo biológico necesario para su cicatrización.
La otra técnica de imagen con la que debemos compararla es la ecografía. Ambas deberían ser pruebas complementarias entre sí en la mayoría de los casos de lesiones musculares profundas; es decir, es muy útil recibir una primera impresión de la lesión por ecografía para saber cómo vas a programar la RM. Por otra parte, la ecografía aporta más que la RM en el estudio dinámico de la musculatura y en la guía por infiltraciones cuando sean necesarias. Aparte, cabe decir que la ecografía es mucho más accesible y fácil de poder realizar en cualquier consulta de medicina deportiva.
¿Qué tipos de lesiones o patologías específicas son las más frecuentes y se pueden detectar con mayor precisión mediante la resonancia magnética en atletas de fútbol?
Todas las lesiones mioconectivas que se producen por un mecanismo indirecto se pueden definir mejor por RM. Cierto es que lesiones como un tennis leg –habitual en deportes donde se hacen fuertes cambios de ritmo, como el fútbol, el atletismo o el tenis, que le da nombre– se pueden analizar muy bien por ecografía, pero para el resto, si queremos asegurarnos de realizar un diagnóstico óptimo, la RM es la prueba de referencia.
¿Cómo afecta la imagen por resonancia magnética a la gestión del entrenamiento y la rehabilitación de los atletas después de una lesión?
Depende de la política de cada club o centro de medicina del deporte. En el caso de los servicios médicos del FC Barcelona, con los que colaboro, depende de cada disciplina y de cada médico responsable. Lo habitual es realizar control por RM del proceso cicatricial de la lesión para asegurar una correcta maduración de la cicatriz y una buena adaptación a la propia cicatriz por parte de la unión miotendinosa adyacente. En caso de que durante los controles encontremos que la maduración está interrumpida o atrasada, se suele decidir dar uno o dos pasos atrás en el proceso de fisioterapia y/o readaptación.
Hay quien cree que se abusa de la resonancia magnética. ¿Cuáles son las directrices actuales o las mejores prácticas para su uso en el contexto de la evaluación de jugadores de fútbol profesionales?
Se abusa si se hace un mal uso, pero la idea es buscar un papel práctico para el atleta y el staff responsable del tratamiento de la lesión. En otras palabras, un control de lesión por RM debe ser un estudio muy dirigido al análisis de la cicatriz, por tanto, no realizamos el mismo protocolo y esto supone menos tiempo de máquina. Llevo ocho años trabajando con deportistas y, desde la primera vez que vi que gracias a un control por RM evitamos una re-lesión, veo justificado realizar estos controles. El control no debe ser en cualquier momento, sino que deben pasar un mínimo de dos o tres semanas desde la última exploración para asegurar ver cambios que puedan darnos información y, a la vez, reaccionar lo más rápido posible. Y si no podemos hacer controles durante la cicatriz, lo que sí creo necesario es realizar un estudio pre-regreso a la competición en un período de siete días previos.
En este sentido, nuestro equipo de investigación sobre la lesión muscular publicó el pasado año un artículo sobre los signos por RM que tienen un significado estadístico como indicativos de riesgo de re-lesión en una exploración pre-regreso a la competición en los últimos siete días. El estudio demuestra que la RM puede formar parte de la decisión multifactorial de la vuelta a la competición.
¿Cómo colabora una radióloga especializada en patología deportiva con otros profesionales médicos y equipos deportivos para asegurar una atención integral a los atletas?
Como siempre he dicho, "hazte amigo de tu radiólogo referente". Es básica una comunicación directa entre el médico responsable del atleta y quien interpreta las imágenes. En el campo profesional médico-deportivo todo el mundo sabe que la actividad deportiva profesional comporta cambios adaptativos en las articulaciones, en los tendones... que pueden provocar una mala interpretación de una imagen si se desconoce de primera mano la clínica y la sospecha médica. Soy partidaria de valorar las imágenes conjuntamente con profesionales médicos y equipos deportivos y ahora, con las nuevas tecnologías y la radiología telemática, podemos ver la misma imagen desde dos centros diferentes y comentarlas a la vez. Creo que el radiólogo no debe quedar escondido en su despacho, debe comentar lo que ve, analizarlo con el médico que hace la petición y, después, reportar el informe final una vez comentado el caso. Al final, somos equipos pluridisciplinares y debemos actuar como tales, no cada uno firmando de forma individual desde su puesto de trabajo sino todos alrededor del atleta.